La Habana y Sevilla: ciudades de corazones apasionados.

La Habana y Sevilla: ciudades de corazones apasionados.

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Viajar es descubrir que los seres humanos no son tan diferentes unos de otros. Da igual el lugar en que te encuentres, puedes encontrar personas que sienten una pasión similar hacia sus símbolos. Y siempre recordaré la mezcla de alegría y nostalgia que sentí cuando descubrí la Giralda de Sevilla, coronada por su Giraldillo, hermano mayor de mi amada Giraldilla Habanera.

No es un trabalengua. Todos estos nombres tienen una raíz común. Provienen de la palabra italiana girandola, que significa veleta. Ambas esculturas, fueron creadas para dominar el viento y lo llevan haciendo por varios cientos de años ya.

Y es que otra cosa maravillosa de viajar es que comprendes que este mundo está más conectado de lo creen quienes jamás salen de su pueblo de origen.

En estos tiempos parece una tontería hablar de un mundo conectado. Pero hoy no me refiero a nada digital. Hablo de esas líneas invisibles que conectan países a través de su gente. Esa conexión que, por ejemplo, hace suspirar a un andaluz cuando le mencionan La Habana, y hace que un habanero se enamore instantáneamente de estas ciudades hispanas.

Por eso hoy hablaré de símbolos que representan mis dos ciudades amadas: La Habana y Sevilla.

Giraldilla de la Habana.

Con permiso de los historiadores voy a comenzar al revés. Hablaré primero de la Giraldilla de la Habana. ¿Por qué? Porque quiero hablar de mis amores en orden de aparición en mi vida.

Pido perdón.

La historia de la Giraldilla es tan bella como esbelta luce ella desde el castillo de la Real Fuerza de La Habana.

Cuentan que Carlos I, nombró a Hernán de Soto Capital General de Cuba y Adelantado de la Florida; con él arribó a la isla Isabel de Bobadilla, su esposa. Cuando “El Adelantado” partió a conquistar terrenos de La Florida para su rey, ella quedó esperando.

Las leyendas dicen que esperaba desde la torre más alta del castillo donde luego seguiría esperando en una eternidad de bronce. 

Él nunca volvió. Se empeñó en buscar la fuente de la juventud y perdió la vida. Pero ella no dejó de esperarlo. Tan profundo fue su amor que se convirtió en un símbolo del amor para cubanos y cubanas.

Y algún historiador puede decir que esta leyenda no es real. Que Isabel regresó a España y murió en casa de sus padres pero… ciertamente… a quien le importa la realidad cuando es tan bella esta historia de amor.

El Giraldillo de la Giralda de Sevilla.

No sé cómo poner en palabras la sensación de caminar por primera vez por Sevilla. Una mezcla de arquitecturas y estilos que desconcierta a la vez que enamora. Aquí encontré el amor, en gran parte porque esta es una ciudad de pasiones. Pasiones como las de Isabel de Bobadilla. 

Pero la mezcla de mundos que representa Sevilla no siempre fue motivo de orgullo. Durante el renacimiento español se hizo todo lo posible por borrar la huella de un pasado árabe. 

En el siglo XVI el Cabildo de la Ciudad le pidió a Hernán Ruiz II “El Joven” modificar el alminar árabe de la que fue la Mezquita mayor. Era necesario borrar toda huella de un pasado indeseado.

La transformación dio “vida” al Giraldillo. Símbolo del Triunfo de la Fe Victoriosa y aquí encontramos una relación con la que luego sería su renombrada réplica habanera.

La Giraldilla Habanera sostiene una Cruz de Calatrava. Esta simboliza la presencia de la fe en la religión y la autoridad real de los reyes católicos.

Nuevamente, las mentes menos abiertas pueden pensar que no existe una historia de amor alrededor de El Giraldillo. Pero nada más lejos de la realidad. Porque este representa el amor de una ciudad hacia aquello que le representa.

Tanto la Giraldilla como el Giraldillo son hoy símbolos de amor.

Giraldillas como símbolos de ciudades mágicas.

Y es que más allá de la historia que ha llegado a nuestros días, estas estatuas persisten creando magia a su alrededor sin apenas moverse.

El Giraldillo ha tenido varias réplicas, pero pocas se mantienen enfrentando al viento y aún menos tienen la relevancia de estas dos.

Si me ciega la pasión no dudes en corregirme en los comentarios, pero es lo que pienso.

Digo que siguen creando magia porque han trascendido los motivos que dieron paso a su creación y hoy premian a aquellos que destacan como hijos de estas ciudades. 

Tanto la Giraldilla como el Giraldillo son entregados simbólicamente a artistas, deportistas y personalidades en general que han sabido provocar sentimientos de orgullo entre los habitantes de La Habana y Sevilla.

¡Y ojalá continúe esta magia por muchos siglos más!

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